Desafío de la autoridad en la adolescencia

La tarea de enseñar y ejercer la autoridad en la familia es siempre un reto. Cada etapa tiene sus condimentos especiales, y la adolescencia está lleno de momentos en donde la paciencia se pone a prueba. Es necesaria la compostura y el amor, porque pese a todo, nuestros hijos siempre necesitan nuestro amor.

ESTA SEMANA

Lic. Milagros Ramírez

4 min read

man in gray crew neck t-shirt sitting on green and white plaid textile
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La adolescencia puede ser desafiante: un verdadero campo de pruebas para la paciencia y la comunicación en el hogar. Ver a nuestros hijos (que hasta hace poco buscaban nuestra aprobación en cada paso) cuestionar nuestra autoridad, mostrarse desafiantes y, en ocasiones, abiertamente opositores, puede generar frustración, confusión y hasta hacernos dudar de nuestro rol como padres. Pero quiero decirles algo importante: no están solos en esto, y estas actitudes, en muchos casos, son una parte natural del proceso de individuación y búsqueda de autonomía de sus hijos adolescentes.

Este es un período de intensos cambios a nivel físico, emocional, cognitivo y social. Sus hijos están transitando la compleja tarea de construir su propia identidad, de diferenciarse de ustedes, de explorar el mundo y de poner a prueba los límites que les han marcado. Esta búsqueda de independencia a menudo se manifiesta a través del cuestionamiento de la autoridad parental. No lo tomen necesariamente como un ataque personal, sino como una expresión, a veces torpe y frustrante para todos, de su necesidad de encontrar su propio camino. Como orientadora familiar, sé que la teoría es fundamental, pero la aplicación práctica es donde realmente se marca la diferencia. Así que veamos cómo llevar la teoría a la acción, respondiendo a nuestras válidas inquietudes.

Los jóvenes adolescentes buscan autonomía a través del cuestionamiento de la autoridad y es parte del proceso de individuación. Pero frente a la pregunta concreta "¿cómo afrontamos estas actitudes desafiantes?", aquí van algunas ideas que espero que les sean útiles.

  1. Mantener la calma y escuchar activamente. Ante la falta de respeto, la clave es no engancharse emocionalmente de inmediato. Respira profundo y espera unos segundos antes de responder. Luego, intenta comprender qué hay detrás de esa actitud. A veces, una pregunta abierta y genuina como "¿qué te está pasando?" o "te noto algo molesto/a, ¿querés que lo charlemos?" puede abrir un espacio. Establece una CONSEUENCIA inmediata ante la falta de respeto, que sea clara y previamente acordada para la falta de respeto (ej: pérdida temporal de un privilegio, como el uso del celular o salir con amigos). Aplíquenla de manera calmada y firme, sin gritar ni sermonear en ese momento. Pueden decir: "Entiendo que estés frustrado/a, pero esa no es forma de hablarme. Según lo acordado, hoy no tendrás [privilegio]".

  2. Establezcan pautas de comunicación eficaz. Para fomentar la comunicación cuando parece que solo quieren llevar la contraria, elijan momentos tranquilos, fuera de la tensión del conflicto, para hablar. Pregúntenles sobre sus intereses, sus preocupaciones, sus opiniones sobre temas que les importan. Esto construye puentes de conexión. Preguntas y enfoques que funcionan: En lugar de interrogatorios, prueben con preguntas abiertas como "¿Cómo te fue hoy en...?", "¿Qué piensas sobre...?", "¿Hay algo que te preocupe?". Escuchen sin interrumpir ni juzgar de inmediato. El objetivo es lograr que escuchen. Cuando necesiten abordar un tema importante, elijan el momento adecuado (no cuando estén cansados o distraídos), sean directos y concisos, y expliquen claramente su punto de vista y sus expectativas.

  3. Pongan límites claros y consistentes. Cuando los límites son desafiados constantemente, la consistencia es su mejor aliada, no ceder ante la insistencia o manipulación. Manténganse firmes en lo que consideran importante para su bienestar y el del hogar. Eviten sentir frustración frente al silencio. Cuando un límite genera frustración y silencio, denles espacio para procesar sus emociones, pero dejen claro que están disponibles para hablar cuando se sientan listos y puedan hacerlo con respeto. Pueden decir: "veo que estás molesto/a y necesitas tu espacio. Cuando te sientas mejor y quieras hablar tranquilo/a, estoy aquí". No los fuercen a hablar de inmediato, pero tampoco ignoren la situación por completo, recuerden que ellos están descifrándose a sí mismos también.

  4. Distingan autoridad de autoritarismo. Para explicar el por qué de las reglas, vinculen las normas a valores importantes (respeto, responsabilidad, seguridad, bienestar familiar). En lugar del típico "no puedes ir porque yo lo digo", prueben con "no puedes ir porque es tarde y me preocupo por tu seguridad, y hemos acordado que...". Estén abiertos a escuchar sus argumentos y a flexibilizar las reglas cuando sea razonable y apropiado, mostrando que su autoridad no es inflexible, pero que apoyan la autonomía que intentan ganar.

  5. Sean cuidadores, no amigos. Para mantener este rol, establezcan límites claros en cuanto a la información que comparten con sus hijos sobre sus propias vidas adultas y problemas de pareja. Mantengan una distancia apropiada, no pretendan ser los papás cool porque ellos necesitan que ustedes sean firmes y fuertes. Pueden ser cercanos y comprensivos, pero siempre desde su rol de padres que guían y protegen.

  6. Concéntrense en los comportamientos, no en la persona. Ejemplos concretos de "hablar desde el yo". Hay muchas conversaciones cotidianas en las que caemos en el error de atacar a la persona y no al comportamiento que pretendemos cambiar. Por ejemplo, el uso excesivo del celular que frecuentemente molesta, una frase habitual es "siempre estás pegado al celular y no me haces caso". Prueben con decir: "me siento ignorado/a cuando estás usando el celular mientras te hablo y me gustaría que pudiéramos tener momentos de conversación sin distracciones". Cuando no respetan la regla de llegar a horario a casa, otra de las frases que se escuchan comúnmente es "sos un/a irresponsable, siempre llegas tarde". Para impulsar un ajuste en esa actitud de puntualidad, prueben decirles: "me preocupo mucho cuando llegas tarde sin avisar y necesito saber que estás bien. Hemos acordado una hora de llegada y me gustaría que la respetaras". Es difícil lograr la cooperación de los jóvenes en los quehaceres de la casa. En lugar de decir "sos un/a vago/a, nunca ayudas en nada", digan: "me siento sobrecargado/a con las tareas de la casa y agradecería mucho tu colaboración con [tarea específica]".

Recuerden que la adolescencia es un viaje complejo, tanto para padres como para los hijos. La paciencia, la coherencia, la comunicación abierta y el amor incondicional son las mejores herramientas que pueden implementar. No duden en buscar apoyo profesional si sienten que la situación se desborda. No se desanimen: están sembrando las semillas para que sus hijos se conviertan en adultos responsables, respetuosos y capaces de construir relaciones saludables.

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